IMPULSADOS POR EL ESPÍRITU
El Espíritu Santo en los Hechos de los Apóstoles
Autor: Gonzalo Haya Prats
Presentación: Xabier Pikaza
ISBN: 9788496488496
Colección: Koinonia 47
Páginas: 408
Precio: 24,50 €
Encuadernación: Rústica
Impulsados por el Espíritu es un estudio exegético del Libro de los Hechos de los Apóstoles, que se ha publicado ya en francés (Editions du Cerf) y en inglés (Cascade Books). Esta obra analiza la acción que Lucas atribuye al Espíritu Santo en el desarrollo del plan salvífico de Dios. Pablo y Juan destacan la acción interior santificadora del Espíritu. Lucas percibe la intervención del Espíritu en los grandes acontecimientos que marcan nuevos rumbos en el pueblo de Dios: la inspiración de los profetas, la consagración mesiánica de Jesús en el Jordán, la misión de los apóstoles en Pentecostés y la incorporación de los gentiles sin someterse a las prescripciones de la Ley revelada a Moisés. Estos análisis exegéticos conducen a resúmenes y conclusiones que ayudan a replantearse la situación actual de las Iglesias a la luz de uno de los aspectos menos estudiados de nuestra tradición.
Gonzalo Haya Prats nació en Sevilla, se licenció en filosofía en la Universidad Complutense y de teología en Granada, y se doctoró en Roma en la Universidad Gregoriana. Ha desarrollado su actividad en docencia y en gestión en Chile, España y Mozambique. Ha sido profesor y director del Departamento de Teología en la Universidad del Norte de Chile; profesor de habilidades directivas en instituciones de enseñanza empresarial en España; jefe de formación y representante en Mozambique de un proyecto del Banco Mundial para la recuperación de los ferrocarriles. Desde su jubilación colabora mediante conferencias y artículos en webs de carácter humanista y religioso, que han sido posteriormente publicados en “Lo que creo que creo” (ed. Bubok), y en proyectos de Cruz Roja para la integración de los inmigrantes.
RECENSIONES
I) FEDERICO PASTOR-RAMOS, en Vida Nueva, nº 2.796 (12 de abril de 2012).
Gonzalo Haya Prats es doctor en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma. Ha desarrollado su gestión y docencia en Chile, España y Mozambique. También ha ejercido otras actividades menos relacionadas con la teología, como proyectos del Banco Mundial de la Cruz Roja. Se considera a sí mismo “exteólogo”, como reza el subtítulo de un libro suyo llamado Lo que creo que creo; algo que no le impide colaborar con conferencias y artículos en redes de carácter humanista y religioso.
Impulsados por el Espíritu es un estudio exegético del libro de los Hechos de los Apóstoles que ya se ha publicado en francés y en inglés. Es una obra que analiza la acción que Lucas atribuye al Espíritu Santo en el desarrollo del plan salvífico de Dios.
Después de la introducción, que incluye listas de abreviaturas y el prólogo, el libro está compuesto de dos partes: la primera trata de la concepción lucana del Espíritu, y en ella se habla del término mismo, de las intervenciones del Espíritu y otras de Dios, del Espíritu Santo como don de la promesa y del modo de actuar del Espíritu Santo.
La segunda, en cambio, está dedicada a los efectos de la acción del Espíritu Santo: testimonio y evangelización, comienzo y desarrollo de la vida cristiana, dirección profética del Pueblo de Dios, para terminar el texto con las conclusiones generales. Se añaden dos apéndices, la bibliografía y los índices correspondientes. De esta breve descripción puede deducirse fácilmente que el talante de la obra es claramente científico y aun de investigación.
Podría decirse, especialmente de la primera parte, que se trata de una exposición, en muchos lugares un tanto fracccionada –como reconoce el mismo autor en algún lugar (pág. 248)–, de lo que un lector atento puede encontrar en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Como afirma Xabier Pikaza en su presentación, el libro es acádemico y científico en el sentido más preciso del término. Es decir, para estudiosos, aunque tenga posibilidades de “lectura espiritual” y aun misionera para un público más amplio que esté dispuesto hacer el no pequeño esfuerzo de su lectura, que requiere atención y paciencia por la enorme cantidad de datos y textos, especialmente de Hechos, que presenta.
A estos posibles lectores puede recomendárseles, como también sugiere Pikaza, que comiencen la lectura por la segunda parte, que resulta más asequible para el no iniciado.
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II) ANTONIO VARGAS-MACHUCA , en Iglesia Viva, número 249 (enero-marzo 2012).
Gonzalo Haya Prats, Impulsados por el Espíritu. El Espíritu Santo en los Hechos de los Apóstoles, Ediciones Secretariado Trinitario, Salamanca 2011, 408 págs.
Después de 40 años de investigación y reflexión creyente este libro alcanza su plena madurez y su lengua original, a la vez que su proyección práctica para el lector cristiano no especializado. Se presentó como tesis doctoral en la Universidad Gregoriana de Roma, bajo la exigente dirección del Prof. Ignace de la Potterie, S. J.; para los que lo conocimos como profesor y colega, esto ya es una garantía de solvencia científica. Este aspecto es más visible en la primera publicación en francés: L’Esprit force de l’Église (Lectio Divina 81), Cerf, Paris 1975.
Después de diversas actividades el autor se ocupó nuevamente de su tema para la traducción inglesa: Empowered Believers: The Holy Spirit in Acts, ETS anbd SBL, Atlanta 2010, y animado por algunos amigos como X. Pikaza ha realizado esta reelaboración, en que apoyado en la investigación primera ha logrado una mayor claridad y nitidez de sus desarrollos para que pueda llegar a un mayor número de lectores.
Como ocurre con otros libros y autores del Nuevo Testamento, no todos dicen exactamente lo mismo. No esperemos en Hechos los mismos desarrollos que en Juan o Pablo, centrados en la santificación del creyente. En esto reside precisamente su interés y novedad. Se ha dicho que la frase cardinal del libro de los Hechos es 1,8: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra”. Pues bien, también en esa frase reside el papel fundamental del Espíritu, según Hechos, como de alguna manera recogió la edición francesa: el Espíritu fuerza de la Iglesia. Si consideramos la Iglesia como conjunto es precisamente el Espíritu el que la impulsa al “testimonio” y a la evangelización. Precisamente por ello aparece y por extenso en los lugares clave: comienzo de la actividad mesiánica de Jesús (Lc 3,21s), Pentecostés: testimonio y comienzo de la Iglesia, y conversión y admisión en la Iglesia del centurión Cornelio (cap. 10 y 11), pues significa la apertura de la Iglesia al mundo gentil, que Lucas narra por extenso y Pedro tiene que explicar, pues se trata de la gran novedad que Hechos y el cristianismo primitivo tienen que fundamentar y refrendar en el llamado Concilio de Jerusalén (Hch cap. 15).
Esta es la parte que Lucas atribuye al Espíritu y que G. Haya expone con maestría y claridad en la segunda parte y la más jugosa del libro (págs. 133-334), apoyado como es lógico en las págs. 30-132, que dan consistencia a todo lo que se dice después. Pero ese testimonio y predicación lo realizan los apóstoles y sus colaboradores y en la segunda parte del libro Pablo y los suyos “impulsados” por el Espíritu (o con “el poder” del Espíritu) como formula la versión inglesa y recoge acertadamente la presente edición española. En la guía del Espíritu en la expansión de la Iglesia desde Jerusalén hasta los confines de la tierra está uno de los rasgos característicos de Hechos, que G. Haya ha puesto de manifiesto y hace tan atrayente y actual su libro.
Efectivamente es el Espíritu el que da fuerza a los primeros apóstoles para dar testimonio y predicar o difundir el mensaje; llegado el caso también ante los tribunales (Esteban) o el sanedrín con una fuerza o libertad de palabra (parrêsía) y sabiduría que nadie podrá resistir. Otras veces es el mismo Espíritu el que directamente quiere refrendar esa expansión con la glosolalia o la consolación (paráklêsis) y parece que Lucas tiene interés en hacer sensible de alguna manera esa actuación del Espíritu, más allá de lo íntimo de la conciencia del creyente, con lo que éste queda de algún modo reconfortado.
Interesante es el capítulo VI (págs. 177-208) donde se estudia el influjo del Espíritu Santo en el comienzo de la vida cristiana: conversión, fe, bautismo, perdón de los pecados. Por regla general puede decirse que para Hechos la acción del Espíritu se considera como algo distinto e incluso separable de esos factores que marcan el comienzo de la vida cristiana, aunque muchas veces puedan ir juntos, y normalmente tiene un carácter de algo especial o extraordinario.
En el desarrollo de la vida cristiana, además de la intrepidez y sabiduría que se da en muchos dirigentes cristianos, Hechos destaca especialmente en la “elección de los siete” que estén “llenos (plêrês) de Espíritu Santo y sabiduría”. Los apóstoles piden a los helenistas que elijan” siete hombres entre vosotros, bien considerados, llenos de Espíritu Santo y sabiduría” (6,3). Entre ellos destaca Esteban, reconocido por todos como “hombre lleno de fe y Espíritu Santo” (6,5). Un caso parecido podría considerarse el de Bernabé, “hombre bueno y lleno de Espíritu Santo y fe” (11,24).
Aunque no falten en Hechos ejemplos negativos como los de Ananías y Safira, me parece acertado decir que el tono general del libro es optimista y que en buena parte este optimismo se debe a la guía del Espíritu Santo y a la dirección profética del pueblo de Dios (págs. 259-312).
El autor nos exhorta (págs. 322ss) a respetar la concepción lucana del Espíritu y a no hacer una amalgama con lo que ya sabemos de Pablo o Juan. Es ciertamente la mejor manera de leer y meditar los autores bíblicos: conservando, distinguiendo y valorando lo propio de cada uno de ellos. Tampoco queramos pedirle a este libro sobre: El Espíritu Santo en los Hechos de los Apóstoles un tratado completo de pneumatología. La síntesis podrá venir solamente luego después de un estudio más o menos completo de cada autor bíblico, bien en el terreno de la teología bíblica o de la teología sistemática. La Editorial “Secretariado Trinitario” nos ofrece al final del libro algunos tratados más abarcantes. Pero hemos de reconocer que no es tarea sencilla.
Ya en los primeros tiempos de la Iglesia hacia finales del siglo II, el teólogo Taciano quiso fusionar en su Diatessaron los cuatro evangelios canónicos y sustituirlos por su compendio. En parte lo consiguió en la iglesia siria, pues el obispo Teodoreto de Ciro nos dice a mediados del siglo V, que retiró de su territorio unos 200 ejemplares del Diatessaron, para sustituirlos por ejemplares de los cuatro evangelios separados. En cambio en la iglesia occidental ya San Ireneo a finales del siglo II defiende la primacía de los cuatro evangelios.
Valoremos nosotros como Ireneo los méritos de cada libro y también los de “Impulsados por el Espíritu”, aun cuando no encontremos en él todo lo que la teología puede decir sobre el Espíritu.
Entre sus muchos méritos quisiera destacar uno que le es común con Hechos: una visión positiva de la Iglesia, incluso optimista. Cuando hay tantos que ven más las sombras, Lucas y G. Haya destacan que la Iglesia, los cristianos, los apóstoles van impulsados por el Espíritu. También se destacan en el libro de Haya y en Hechos los aspectos nuevos que la expansión de la Iglesia llevó consigo más allá de lo establecido y admitido de siempre –como el gran Pablo. He aquí otro aspecto siempre interesante y siempre abierto a la reflexión.
Además de felicitar al autor por esta nueva revisión y simplificación de su obra, podemos dar la enhorabuena a la Editorial y a los que han hecho posible esta publicación. Es de alabar la excelente bibliografía actualizada (págs. 357-396); hay muy pocas erratas (cfr. pág. 239: san pablo; Throrton). Aunque se trata de un aspecto secundario, nos hubiera gustado más una mayor uniformidad en la transcripción de las letras griegas, que en comparación a la obra original se han reducido a la mínima expresión: la υ una veces se translitera por y (p. 232) y otras por u (p. 242); la χ a veces por j (p. 166) y otras por kh; la θ unas veces por z (p. 153) y otras por th (p. 163).